El pintor de la montaña alicantina expone en la Caja de Ahorros Provincial
Casinos Rhoso
Periódico Información, Alicante, 28 de marzo de 1967
Fuí con él a su estudio de Benalua. Primicia en contemplar los veintitantos cuadros que mañana expone en el Aula de Cultura de la Caja de Ahorros Provincial. Su "vicecurriculum vitae": nacido en el campo de Muchamiel, cuenta cuarenta y tres años y un buen numero de exposiciones. Cuadros suyos cuelgan en países nórdicos y fue primera medalla para pintores alicantinos en la Fundación Rodríguez Acosta.
EL - Mi pintura es muy subjetiva y trato de ir avanzando de acuerdo con mi temperamento y mi sensibilidad, no a salto de mata. Por ello llevo a la exposición estos tres cuadros que pinté hace diez años, para que se vea lo que hacia junto a lo que hago hoy. Ha habido, digamos, una variación, pero siguiendo la línea.
Así se pronuncia Enrique Lledó Terol, que hoy inaugura a las 7'30 y cuya muestra durará hasta el próximo día 10.
EL - Pinto cosas sencillas sin Complicarme la v1da al pintarlas. Por eso juego con esa doble perspectiva, que me gusta. No porque el "Op art" esté de moda lo vamos a hacer todos.
Lledó pinta en concreto. Le gustan -siente predilección- por las montañas alicantinas, Aitana, Maigmó, Ifach, son nombres que se dejan notar en sus cuadros.
EL - Estos son los tres lienzos de hace una década: "Brumas de Ifach", ésta vista e Benisa "Sin civilización" y este bodegón. Casi todo lo que ahora llevo son Paisajes y... bodegones, aunque no lo son, propiamente dicho.
Antes-de proseguir me voy a definir: me gusta la pintura, pero los "ismos" me dejan como al sordo del sermón, con 1a cabeza caliente los pies fríos. Y con uno de esos pies fríos me deslizo a lo grande.
CR - ¿Este retrato?
EL - Es de mi padre.
CR - Esta a medio tratar...
EL - Pues le voy a decir que es el retrato que yo creo que he conseguido más logrado,
¡Trágame tierra! Lo que es no entender. Luego resulta que sí, que la pintura de Lledó hay que mirarla detenidamente. Se encuentran en ella matices que pasan desapercibidos a esa simple vista que el lego echa encima a cualquier cuadro.
EL - No te preocupes -notó nuestra "metedura"- más bueno fue lo que me pasó con aquella señora extranjera en una de mis exposiciones.
CR - Venga esa anécdota de consolación.
EL - Pues resulta que todo era decirme que lo que más le gustaba de mis cuadros eran los desnudos. Era alemana y hablaba un español discreto. Yo, todo era darle vueltas a qué desnudos se referiría, pues en mi exposición no había ninguno. Cuando ya no pude mas le inquirí: a qué desnudos se refiere? A estos del lienzo, me dijo. Y señalaba algunas partes de los cuadros en los que, como ves, aprovecho el blanco de fondo de la preparación y no cubro.
Así de simple; mejor dicho, así de senci1la es la pintura que Lledó lleva a su exposición.
EL - Me he dado de baja en todas esas sociedades de arte que no valen para nada más que para que los cuadros de uno vayan danzando de un sitio para otro sin saber siquiera dónde están y sin resultado positivo.
CR - ¡Ah! Es que pintas por dinero.
EL - ¡Ni hablar!. Soy un mal vendedor de mi producción. En cierta ocasión, en plena inauguración de otra exposición mía dejé plantado a unos señores que venían a comprarme obras para irme a ver la exposición de otro pintor. En eso soy una calamidad. Vendería los cuadros de cualquiera, pero los míos...
CR - Pero los vendes.
EL - Si, pero lo bueno es que suelo hacerlo después. Me da... no se, como vergüenza. Vienen amigos a por un cuadro. Ya hablaremos, les digo. Y se pasan los días. Después, se lo llevan. Ya digo, una calamidad para eso de la venta.
CR - ¿Y con esta exposición?
EL - De antemano ya estoy satisfecho. Voy a mostrar que hay diferencia en mis cuadros pero sin perder contacto con mi propia obra, manteniendo la personalidad.
CR - ¿Proyectos inmediatos?
EL - El de siempre y que siempre se queda en la cartera. Hacer una exposición con veinticinco paisajes de otros tantos pueblos de nuestra provincia, pero de aquellos pueblos que resaltan por su sabor, no por su historia.
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